Caldones y valle de Ranón, nuestro valle del agua.

“Primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales”. Victor Hugo.

DESPUÉS DEL FUEGO… de Ignacio Abella

Merece la pena, una gran reflexión del siempre lúcido Ignacio Abella,

DESPUÉS DEL FUEGO… de Ignacio Abella
Publicado por La Nueva España, el 10 de enero…

Con el fuego sofocado y el ardor de la polémica un poco más apaciguado, es momento de pensar y actuar cabalmente, valorar daños e iniciar una nueva cultura de manejo responsable del territorio. En cuanto a los pirómanos, esperamos que sean puestos a disposición de la justicia, pero en casos como este las penas deberían ser proporcionales al pavor que han desatado en pueblos y ciudades, a los efectos devastadores sobre el paisaje, el patrimonio y la economía y al resultado de muerte en el accidente de helicóptero. Los suelos calcinados tardarán décadas en recuperar su estructura y fertilidad y entre otras consecuencias tendremos en las comarcas afectadas menos agua disponible, erosión, argayos, sequías e inundaciones, empobrecimiento de los terrenos para cualquier actividad agroforestal... Es difícil cuantificar toda la magnitud de los daños y hay que actuar con urgencia para minimizarlos, pero en todo caso se impone la reflexión sobre cómo evitar que estos hechos vuelvan a repetirse.

En 2015 tuve oportunidad de publicar un artículo sobre el fuego en la gestión de los montes, para el proyecto europeo CypFire de prevención y lucha contra incendios (El fuego y la gestión del territorio, puede consultarse en internet). Desde una perspectiva etnobotánica que analizaba el uso del fuego en los sistemas de gestión tradicional de nuestros paisajes, se extraían una serie de conclusiones sobre la situación actual en el contexto de toda el área del Arco Atlántico y especialmente en las regiones de la cornisa cantábrica. Se advertía ya de la problemática creciente de los incendios que a causa del cambio climático, la matorralización de los montes y los monocultivos de pino y eucalipto, amenazan con arrasar comarcas o regiones enteras. Cierto que no imaginamos encontrarnos tan pronto con este escenario dantesco. Pero este ha sido un simple aviso de lo que sucede cuando no se asume el buen gobierno de los montes como una cuestión urgente y prioritaria.
Para un diagnóstico certero de la situación es importante saber cómo hemos llegado a este punto y cómo gestionaron los montes las generaciones que nos precedieron. Nuestros abuelos jamás hubieran dado fuego al monte en semejantes condiciones meteorológicas por simple sentido común y responsabilidad. Incluso en los incendios controlados que practicaban hace unas décadas, se escogían días sin viento en los que el suelo húmedo o helado quedaba protegido y todo el pueblo estaba presente vigilando el fuego.
Sin embargo si echamos la vista un poco más atrás, el testimonio de los ancianos de estas regiones cantábricas era bien distinto. Antes de que comenzara la emigración masiva a las ciudades, las aldeas estaban tan pobladas que no sobraba ni una hierba en los montes. Todo era imprescindible para la supervivencia. Hasta los matos o la hojarasca servían de abono, forraje o combustible. A veces para todo ello, como es el caso de los argomales o tojales que, aunque hoy nos parezca mentira, se sembraban desde Galicia a Bretaña para dar de comer a los animales y calentar hornos de cal, de pan, tejas o cerámica… Las pendientes más escarpadas y los últimos confines de cada territorio eran segados para obtener un poco de rozo para el estiércol y cama para la cuadra o para dar de comer a un ganado a veces tan famélico como sus amos. Los paisanos eran el colectivo que gestionaba un paisaje libre de incendios, sostenible, biodiverso y productivo. En este contexto, el sentido común y el sentido de futuro estaba siempre presente en las decisiones y la planificación de las repoblaciones y el cuidado de los montes.
Los grandes incendios corresponden históricamente a los parajes en los que la población no se ha sentido arraigada e identificada con el territorio. De ahí el eslogan del ICONA en los 70. “Cuando el bosque se quema algo tuyo se quema” decía. En una oportuna viñeta Perich completó la frase añadiendo la coletilla: “… señor conde”. Y es que para llegar a aquel punto de alarma social por la proliferación de incendios, aquella institución ya había usurpado la gestión de los montes a sus tradicionales administradores, los vecinos y paisanos; suplantando los bosques “originales” por monocultivos de explotación industrial ajenos a los intereses locales. Por aquellas mismas fechas, recuerdo, en el pueblo alavés de Múrua las campanas tocaron a fuego y dada la magnitud del incendio, acudieron todos los paisanos que aprovechaban aquellos comunales. También muchos vecinos de los pueblos coterráneos arrimamos el hombro durante largas horas de aquel día y de aquella noche hasta que logramos extinguirlo. Ese sí era un monte de todos. Hoy se diría que la prevención y extinción de incendios es competencia exclusiva de guardas, bomberos, brigadas forestales y destacamentos de la UME, pero cuando el fuego llega a las casas descubrimos con asombro e impotencia que la responsabilidad de lo que ocurre en nuestro paisaje nunca dejará de ser una cuestión de todos y cada uno de los paisanos y ciudadanos, por el simple hecho de estar empadronados en este planeta. Por mucho que miremos hacia otro lado, tarde o temprano el desgobierno de los montes nos afectará de muchos modos distintos.
Una política forestal demencial ha ido fomentado enormes extensiones de monocultivos de pinos y eucaliptos que además de otros graves problemas ecológicos resultan altamente inflamables como hemos podido ver, aunque apenas se hable de ello. La matorralización de los montes y el abandono del medio rural, ha generado por otra parte un continuo de helechal, brezal y argomal y como toda respuesta la Administración prohíbe las quemas, dejando que prolifere la maleza y se pierdan los pastizales. En los últimos años se ha vendido Paraíso Natural y turismo al por mayor; se ha invertido en asfalto, cemento y kilómetros de acera, se han dilapidado enormes sumas de las ayudas europeas y subvenciones para la reconversión de la industria y la minería y apenas se ha dedicado un ínfimo esfuerzo a una política forestal sostenible. Las instituciones municipales, regionales o estatales, demasiadas veces secuestradas por intereses ajenos a las respectivas poblaciones y territorios, han ido gestando desde los respectivos despachos especulaciones, burbujas inmobiliarias y forestales y negocios turbios de toda índole. El expolio de los comunales se ha perpetrado asimismo con nocturnidad y alevosía usurpando los derechos ancestrales a las juntas vecinales y administradores locales
Y como a río revuelto ganancia de pescadores, es bueno aclarar, al hilo de algunos debates que lo privado en cuestiones de propiedad de los montes, no es sinónimo de mejor gestionado, como tampoco lo es per se lo público. Pero sobre todo, que el fuego no distingue la titularidad de los paisajes, se limita a arder cuando hay combustible. El incendio de Boal arrasó todo lo que encontró a su paso de forma ecuánime e inmisericorde, matorrales y eucaliptales de propios y ajenos, hasta que llegó al mar.
Al margen de la autoría y las extremas condiciones climáticas, es preciso señalar que buena parte de la responsabilidad de estos incendios corresponde a unas administraciones que se muestran incapaces de planificar y administrar los territorios que les fueron confiados. Es necesaria una profunda reconversión que implica cambiar de abajo arriba las prioridades y hasta el modo de pensar.
Las regiones cantábricas tienen unas condiciones óptimas de clima y suelo, para el cultivo de maderas nobles altamente rentables y de un valor ecológico incalculable: robles, fresnos, serbales, nogales y cerezos, castaños… Bosques multifuncionales que proporcionan incontables riquezas, que arden difícilmente, que aumentan la fertilidad de la tierra y que nos ayudan a echar raíces en el paisaje. Iniciativas como el Proyecto Roble que han surgido en las comarcas del oriente asturiano, demuestran que es posible una cooperación vecinal que integre los intereses de ganaderos y ciudadanos o personas sensibilizadas, para la repoblación y creación de paisajes libres de incendios.
Los vecinos de Asturias, al menos en las poblaciones rurales, tenemos un derecho antiguo pero plenamente vigente, recogido incluso por la Junta General del Principado, se trata del derecho de poznera que permite plantar a los vecinos castaños u otros árboles para aprovechamiento de frutos o madera, en terrenos comunales u otros cedidos por sus propietarios. Estos árboles pertenecerán a quien los plantó y pueden legarse en testamento, mientras el suelo permanece con la titularidad original sea comunal o de la persona o entidad que lo cedió a tal efecto. De este modo se plantaron casi todos los castaños y otras muchos árboles de nuestros montes y de este modo podríamos retomar una parte de nuestra responsabilidad, ayudando a mantener espacios productivos, vivos y libres de matorrales. Es un buen modo de plantarse individual o colectivamente y defender la tierra contra los asaltos de los incendios, los especuladores, los monocultivos, el fracking y expolios de toda índole. Es hora también de encontrar puntos de acuerdo entre todos los colectivos implicados, que nos permitan enfrentar la situación de un modo creativo y efectivo.
Harán falta muchas otras iniciativas y modelos capaces de restaurar el paisaje. Hará falta resolver la encrucijada en la que se encuentran la ganadería y el manejo de los montes en toda la región. Será necesario abordar de una vez por todas una planificación de los paisajes regionales, pero en todo caso, hay que aclarar que el fuego para apagar el fuego es un bucle que nos empobrece a todos. Los fuegos controlados por parte de administraciones y paisanos, deberían utilizarse de forma excepcional, dentro de proyectos de restauración de praderas y con una hoja de ruta precisa para evitar que en los mismos lugares sea necesario volver a quemar año tras año para obtener un pasto y un suelo cada vez más exiguos. No hay que olvidar que hasta el agua que bebemos es un patrimonio limitado en cuyos ciclos la vegetación y el suelo son esenciales para garantizar una disponibilidad óptima en cuanto a calidad y cantidad. No hay que olvidar tampoco que la vegetación y el suelo son la primera línea en el frente de lucha contra el cambio climático y nos proporcionan gran parte de los recursos renovables que necesitamos para vivir y sobrevivir y todo esto atañe por igual a los habitantes de los pueblos y de las ciudades y forman parte del legado debido a las futuras generaciones.
Quién sabe hasta dónde y por cuánto tiempo hubiera seguido ardiendo la cornisa cantábrica si la lluvia o el cortafuegos del Cantábrico no hubieran detenido el infierno. Han quedado arrasadas miles de hectáreas y se han producido daños irreparables, pero cabe prever que la situación no cambiará mientras se perpetúen las mismas políticas. El cambio climático puede favorecer que situaciones de sequía y fuertes vientos del sur como las vividas se repitan e incluso se agraven en un futuro próximo. Lo que encuentre el fuego en los montes, será como ha sido siempre nuestra responsabilidad.

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El lobo es la antítesis de la crueldad o la maldad gratuita. El lobo representa la más alta expresión entre los seres vivos del cooperativismo comunitario, la fidelidad monolítica, la ternura, la protección de los cachorros y la defensa de los débiles

Félix Rodríguez de la Fuente


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La agricultura es la profesión propia del sabio, la más adecuada al sencillo y la ocupación más digna para todo hombre libre. Marco Tulio Cicerón (106-43 a.c.)

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Que vuestra medicina sea vuestro alimento, y que vuestro alimento sea vuestro medicamento Hipócrates, hace 3000 años.

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Todos debemos ir engrosando ese pequeño ejército, ¡Qué el día de mañana se considerará un ejército heroico!, mucho más que los que lucharon con las armas en la mano: el ejército de los que un buen día dijeron que había que hacer algo para proteger a una Madre que no se queja, que nos ha dado todo lo que tenemos, ¡y a la que estamos matando…!
Félix Rodríguez de la Fuente

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Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol.
Martin Luther King


Llegará un día en que los hombres conocerán el alma de las bestias y entonces matar a un animal será considerado un delito como matar a un hombre. Ese día la civilización habrá avanzado”. Leonardo Da Vinci, 1452 – 1519.



Miguel Delibes

… el verdadero progresismo no estriba en un desarrollo ilimitado y competitivo, ni en fabricar cada día más cosas, ni en inventar necesidades al hombre, ni en destruir la Naturaleza, ni en sostener a un tercio de la Humanidad en el delirio del despilfarro mientras los otros dos tercios se mueren de hambre, sino en racionalizar la utilización de la técnica, facilitar el acceso de toda la comunidad a lo necesario, revitalizar los valores humanos, hoy en crisis, y establecer las relaciones Hombre-Naturaleza en un plano de concordia …


San Francisco de Asís

Al igual que algunos animales se alimentan de otros para subsistir Dios le dijo al hombre que podía tomar los animales que necesitara solo hasta encontrar una mejor solución, no para caprichosos vestidos o hacerlos sus esclavos o entretenimiento.

Los animales son mis amigos y yo no me como a mis amigo.

Dios creó a todas las criaturas con amor y bondad, grandes, pequeñas, con forma humana o animal todos son hijos del Padre y fue tan perfecto en su creación que dio a cada uno su propio entorno y a sus animales un hogar lleno de arroyos, árboles y prados hermosos como el propio paraíso.

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Pinta tu aldea y pintarás el mundo. León Tolstoi

EL RETORNO DE LA GENTE AL CAMPO

La gente ya no pone los pies en la tierra pelada.
Sus manos se han alejado de hierbas y flores, no dirigen su mirada al Cielo, sus oídos están sordos al canto de los pájaros, su nariz se ha hecho insensible a causa de los humos de los tubos de escape y su lengua y su paladar han olvidado los sabores sencillos de la Naturaleza. Los cinco sentidos han crecido aislados del orden natural.

La gente se ha alejado dos o tres escalones del hombre verdadero…   Los verdaderos gozos y deleites del hombre eran un éxtasis natural. Esto sólo existe en la Naturaleza y se desvanece lejos de la Tierra. Un medio ambiente no puede existir fuera de la naturaleza, y así la agricultura deberá ser el fundamento para vivir.

El retorno de toda la gente al campo para cultivar la tierra y crear aldeas de hombres verdaderos es el camino a seguir para la creación de ciudades ideales y naciones ideales.

Masanobu Fukuoka


Un mundo feliz – Aldous Huxley


Una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud, en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre


La Guerra de los Mundos – H.G. Wells

Toda esa gente, el tipo de personas que vivían en esas casas, todos esos malditos empleados insignificantes que acostumbraban a vivir así…, esos no sirven. No tienen espíritu, carecen de ansias y de sueños orgullosos; y un hombre que no tiene ni lo uno ni lo otro…, ¡Señor! Si no hacen más que temblar y tomar precauciones. Todas las mañanas dirigiéndose a su trabajo, los he visto a centenares, con su desayuno en la mano, corriendo locamente para alcanzar el tren correspondiente a su abono trimestral por temor a ser despedidos si no llegaban a tiempo; trabajando en negocios que tenían miedo por temor a no llegar a tiempo a la hora de la cena; quedándose en casa después de cenar por miedo a las calles a aquellas horas; y durmiendo con las esposas con las que se habían casado, no porque las desearan, sino porque tenían un poco de dinero que les aseguraba su pequeño y miserable paso por el mundo. Unas vidas aseguradas y con unos pocos ahorros por temor a los accidentes. Y los domingos, el temor a la otra vida. ¡Como si el infierno hubiera sido hecho para los conejos! Bueno, para ellos, los marcianos serán una bendición. Hermosas y amplias jaulas, cebados de comida, una cuidadosa selección de la descendencia, ninguna preocupación. Al cabo de una semana o así de ser perseguidos por los campos con el estómago vacío, se dejarán atrapar alegremente. No tardarían en sentirse completamente felices. Se preguntarán qué hacía la gente antes de que vinieran los marcianos a ocuparse de ellos.

Star Trek: Misión Salvar la tierra – Spock

Solo la arrogancia humana puede imaginar que el mensaje se dirige a los hombres

Walden – Henry David Thoreau

«¡Fuera las hipocresías y mojigaterías de la vida social! ¡Fuera las frases de moda, la etiqueta. la elegancia, la falsa cortesía! ¡Fuera todo aquello que en nombre del qué dirán nos tergiversa y distorsiona!»

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Fincas ecológicas «El cocu la manzana»

El País del abeyeiro

Esta es una carta abierta a todo aquel que quiera leerla o pensar acerca de daños causados por animales salvajes y la actitud que toman ante estos daños tanto quienes los ven desde fuera como quienes los sufrimos directamente.

Escribo esto tras llevar sufriendo ataques de oso las últimas dos semanas, el último hace sólo tres noches. Me creo con autoridad moral para escribir esto por llevar cinco años seguidos sufriendo daños causados por él. No me avergüenza confesar que tuve que secar unas cuantas lágrimas al ver a mis animales apiñados en el sueño languideciendo agarrados a un trozo de lo que antes era una colmena. Vivo de mis colmenas y el que me conoce sabe que no vendo nada que no salga de ellas, así que estos ataques van a mermar y mucho mi producción anual.

Cada colmena es distinta, las hay buenas, malas y regulares. Un buen manejo continuado en el tiempo hace que cada vez tus colmenas se parezcan más a lo que quieres que sean. Se dice “las abejas no conocen al amo”, pero la vida te enseña que tener cariño a algo o a alguien no es algo necesariamente recíproco. Ellas tienen otra forma de querer, solo aman a las flores y al sol.

No soy un teórico que hable desde lo que no sufre. Soy una persona que sufre daños y aboga por la conservación. Vivo en una zona donde también viven osos y entiendo que un animal no daña con afán de destruir sino siguiendo su instinto más primario, el de su propia supervivencia. Las medidas de defensa que se toman a veces no son suficientes o fallan pero eso no debería hacer que la gente quiera eliminar osos, lobos, o cualquier animal que habite su entorno, sino reforzar y mejorar esas defensas.

Estoy cansado de tanta demagogia acerca del amor sobre la naturaleza y sobre vivir y producir en el campo. Estoy cansado de seres humanos que sintiéndose una supraespecie quieren eliminar todo lo que menoscabe sus intereses económicos, estoy cansado de quien saca pecho por vivir en un espacio natural pero sólo quiere las ventajas y ninguno de los inconvenientes que ello conlleva. Estoy harto de quién se toma la justicia por su mano y cuelga animales de las señales de tráfico o los exhibe muertos a modo de amenaza o “yo que sé qué”. Creo que el futuro pasa porque el consumidor se esfuerce en conocer a los productores, su actitud y sus motivaciones. Me pregunto a veces si la gente seguiría comprando lo que hace un productor si supiese lo que piensa o le gustaría hacer con lobos y osos.

Esta semana es una de esas semanas duras, difíciles, donde tienes que mirar en tu interior para sacar fuerzas donde no las hay, pero sé que seguiré adelante con todas mis convicciones, incluida la del respeto a todos los animales que me rodean.

Alberto Uría.

https://www.mielouturelos.com/


“Si el ser humano se declara autónomo de la realidad y se constituye en un dominador
absoluto, la base misma de su existencia se derrumba”

(Papa Francisco, Encíclica “Alabado seas” Laudato si’ no. 117)


"El hombre, obcecado por una pasión dominadora, persigue un
beneficio personal, ilimitado e inmediato y se desentiende del futuro"


Un Mundo que agoniza, Miguel Delibes


"Llega ahora la primavera sin ser anunaciada por el regreso de las aves, y las primeras horas del alba están extrañamente silenciosas"

Primavera Silenciosa, Rachel Carson

1984

Llegará un momento en que la gente no se rebele. No levantarán los ojos de las pantallas el tiempo suficiente como para darse cuenta de lo que está sucediendo. George Orwell.

Mahatma Gandhi

En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos

Joaquín Araújo

Cuanto más autosuficiente se consiga ser, más suficiente para todos será este planeta

Xulio Concepción

Porque, todo hace pensar, con la perspectiva que infunde el oxígeno de las cumbres cimeras, que las rocas, las plantas, los animales, las palabras del suelo (los topónonimos), la vida en los poblados, no conocen más fronteras que las impuestas por las intrigas palaciegas (o callejeras) del asfalto, del bufete y de los valles

Dr. Jane Goodall


Algún día podremos mirar hacia atrás, a esta época oscura de la agricultura y sacudir la cabeza. ¿Cómo podríamos haber creído nunca que era una buena idea cultivar nuestros alimentos con veneno?. Dr. Jane Goodall

En la Naturaleza, apenas cabe el progreso. Todo cuanto sea conservar el medio es progresar; todo lo que signifique alterarlo esencialmente, es retroceder

Miguel Delibes

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